En un día histórico para la economía argentina, cuando el dólar paralelo o "blue" -que refleja el verdadero tipo de cambio que conforma a los mercados-, perforó la barrera de los $ 10, el Gobierno puso en marcha una jugada de alto riesgo, con el propósito de captar hacia su causa justamente a los ahorristas que menos creen en las políticas oficiales.
En un escenario de desconfianza creciente en el peso y con novedades a toda hora sobre los avances judiciales ante las denuncias de lavado de dinero de empresarios vinculados al kirchnerismo, los funcionarios que tienen a su cargo el manejo de la economía argentina clamaron para que los ahorros en dólares que están en el país o en el exterior se vuelquen a la economía formal.
Hernán Lorenzino, Axel Kicillof, Guillermo Moreno, Mercedes Marcó del Pont y Ricardo Echegaray fueron los encargados de promocionar la nueva iniciativa oficial: un proyecto de ley, que será enviado de inmediato al Congreso, para la creación de un bono con impacto directo en el sector energético, y un certificado movilizador del sector inmobiliario y de la construcción en el marco de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. "Apuntamos a quienes tengan ahorros en dólares sin declarar, tanto en cajas de seguridad, debajo del colchón o en paraísos fiscales, para que inviertan en estos dos instrumentos que anunciamos para transformar estos ahorros en nuevas inversiones que sirvan para crear nuevos empleos, más consumo y siga consolidando este modelo que beneficie a todos", argumentó Lorenzino. Echegaray amplió la oferta, y anticipó que quienes adhieran a la iniciativa oficial quedarán liberados de pagar impuestos, multas o lo que sea.
Aunque la excusa repetida por los funcionarios fue que se busca promover la economía real, el hecho de que se lanzara el proyecto de ley en un momento tan difícil de la economía como el actual genera la sensación de que el impulso de las medidas estuvo más bien asentado en la desesperación del Gobierno por hacerse de divisas en un contexto de altísima demanda de moneda extranjera. Recuerda aquel episodio que involucró a Juan Carlos Pugliese, ex ministro de Economía de Raúl Alfonsín, quien en 1988 se quejó ante una reacción adversa de los mercados frente a recientes medidas: “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”.
Habrá que ver cómo reacciona el mercado frente a una propuesta que necesariamente funcionará si se desarrolla en un marco de confianza, justo el activo que más parece escasear hoy en la Argentina.